esta historia es un aporte realizado por los parceros de rastafarismo 2007, esperamos les guste y si quieren aportar algo mas al tema, se los agradezco, la intensión es crear cultura y reconstruir esta que esta tan malentendida... gracias locos y buena enrgia
Etiopía puede ser considerada como una de las cunas de la humanidad. Restos fósiles de homínidos encontrados en el valle de Awash datan de hace unos 3 millones de años, y evidencias posteriores sugieren una ocupación humana continua. Durante el primer milenio a.C., pueblos semíticos de Saaba (Saba) cruzaron el mar Rojo y conquistaron a los camitas de la costa de lo que posteriormente ha llegado a ser el Imperio etíope. Hacía el siglo II d.C. los vencedores habían establecido el reino de Aksum, gobernado por la dinastía salomónida, que se consideraba descendiente del rey bíblico Salomón y la reina de Saba. Aksum se convirtió al cristianismo en el siglo IV, siguiendo la misma tradición que los cristianos coptos de Egipto, y su imperio floreció durante algunos cientos de años. Desde el siglo VII en adelante, Aksum fue declinando al tiempo que los salomónidas iban perdiendo el control de su reino gradualmente. A principios del siglo X la dinastía fue expulsada y desplazada por la dinastía Zagwe, familia que gobernaba una región de la meseta central conocida como Lasta. Desde 1260 los salomónidas consiguieron reasentar su autoridad gradualmente sobre una gran parte de Etiopía, aunque los musulmanes mantenían el control de la región costera y el sureste. Durante el reinado de Zara Yakub (1434-1468), se reformó la administración de la Iglesia de Etiopía, que se había visto dividida por facciones, y se codificaron las doctrinas. Alrededor de esta época, apareció un sistema político que duraría hasta mediados del siglo XX. Se caracterizaba por monarcas absolutistas que exigían un servicio militar y diezmos a cambio de concesiones de tierras.
Cuando los musulmanes de Harar invadieron Etiopía a principios de 1527, el emperador, como se había pasado a denominar al gobernante, pidió ayuda a los portugueses, y así derrotaron a los musulmanes en 1542. En 1557 llegaron misioneros jesuitas, pero sus continuos intentos para convertir a los emperadores etíopes desde el cristianismo copto al catolicismo fueron infructuosos, y dieron lugar a inseguridad social y política por parte de aquellos que sentían la Iglesia copta como la espina dorsal de una cultura etíope independiente.
Después de un periodo de turbulencias y confusión dinástica en 1632, fue proclamado emperador Fasiladas. Le sucedió su hijo, Juan I, en 1637. En el siglo XVII renació artísticamente la cultura etíope, al ser expuesta a estilos de expresión procedentes de la Europa occidental y el mundo musulmán. Esto se hizo realidad especialmente durante el reinado del hijo de Juan, Iyasus I, también conocido como Iyasus el Grande. Tras ser coronado en 1682, Iyasus fue conocido como un amante de las artes, así como modernizador y brillante estratega militar. Durante su reinado se construyeron algunos de los más bellos edificios etíopes y se restableció la autoridad gubernamental en provincias del sur que habían sido usurpadas por los musulmanes u otras tribus.
Tras el fallecimiento de Iyasus en 1706, Etiopía entró en otro largo periodo de confusión dinástica y decadencia, durante el cual el país se dividió en varias regiones.
La única fuerza unificadora durante todo este periodo era la Iglesia etíope. Con el apoyo de altos jerarcas eclesiásticos, un afortunado bandido de la frontera nor.-occidental, Ras Kassa quien había vencido a unos cuantos pequeños gobernantes feudales en distintos lugares del país se hizo coronar como emperador portando el nombre de Teodoro II en 1855. Más tarde, cuando Teodoro encarceló a algunos oficiales británicos por conspirar contra él, el gobierno británico mandó una fuerza expedicionaria a Etiopía; el emperador prefirió suicidarse (1868) antes que ser hecho prisionero. Después de luchar contra otros aspirantes al trono durante cuatro años, Dejaz Kassai, gobernador de la provincia de Tigre, fue coronado como Juan IV gracias a la ayuda británica.
En la década de 1870, Egipto era el principal enemigo externo del Imperio, que era poco más que una colección de estados semi independientes. En 1875 el jedive Ismail Baja extendió la protección egipcia al gobernante musulmán de Harar y mandó atacar Etiopía, tanto desde el norte como desde el este. Juan IV frenó la invasión egipcia, pero la continua expansión de Egipto por el mar Rojo y los puertos somalíes restringió el suministro de armas y otros bienes a Etiopía. Juan IV murió defendiendo su frontera occidental contra los sudaneses en 1889. Le sucedió Menelik II, quien estableció su capital en Addis Abeba y consiguió unificar las provincias de Tigre y Amhara en su reino de Shoa.
Con la apertura del canal de Suez en 1869, la costa del mar Rojo se fue convirtiendo en una franja cada vez más atractiva para los poderes europeos como área de colonización. Italia centró su atención en Etiopía; se apoderó de Āseb en 1872 y Massawa en 1885. En 1889 Menelik y los italianos firmaron el Tratado de Wichale (Ucciali). El tratado establecía supuestamente acuerdos de amistad y cooperación, pero las versiones amárica e italiana del mismo eran diferentes, y los italianos reclamaron que toda Etiopía quedaba bajo su protección. Como resultado, en 1895, se inició una guerra entre ambos países, y las tropas italianas fueron derrotadas al año siguiente en Adua. Italia se vio forzada a reconocer la independencia de Etiopía y respetar sus fronteras. El sucesor de Menelik, el emperador Lij Iyasu (reinado 1913-1916), fue depuesto en favor de su tía, coronada como la emperatriz Zauditu. Tafari Makonnen, su primo, fue elegido como heredero; subió al trono con el nombre de Hailé Selassié I. En 1931 dio a Etiopía su primera Constitución.
Con la llegada al poder del dictador Benito Mussolini, se reanudaron los planes italianos para Etiopía, y en octubre de 1935 Italia invadió el país. Hubo un intento por parte de la Sociedad de Naciones de detener la conquista pero fracasó. Addis Abeba cayó ante los invasores, y en mayo de 1936 Mussolini proclamó al rey de Italia Víctor Manuel III emperador de Etiopía. Hailé Selassié se vio forzado a abandonar el país y refugiarse en Inglaterra, pero fue restituido en su trono por fuerzas británicas y etíopes en 1941.
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