ALMAS AL DESNUDOTítulo original: The soul keeper
Género: Drama
Año: 2002
Director: Roberto Faenza
Protagonistas: Craig Ferguson, Iain Glen, Emilia Fox
Productores: Elda Ferri
Guión: Roberto Faenza
Clasifiación: "B"
Duración: 90 min.
Formato: avi
Tamaño: 715 megas
Idioma: Inglés
Subtítulos: Español (Incrustados)
Género: Drama
Año: 2002
Director: Roberto Faenza
Protagonistas: Craig Ferguson, Iain Glen, Emilia Fox
Productores: Elda Ferri
Guión: Roberto Faenza
Clasifiación: "B"
Duración: 90 min.
Formato: avi
Tamaño: 715 megas
Idioma: Inglés
Subtítulos: Español (Incrustados)
Sinopsis:
Esta historia trata de una joven, Spielrein, que es recluida en una institución psiquiátrica para iniciar un tratamiento. El Dr. Jung, el médico tratante, y su paciente se ven envueltos en el torbellino del psicoanálisis. Allí descubrirán los más oscuros secretos que encierra la mente humana. La curación de Spielrein es un tanto amarga porque no puede consumar la pasión que siente por su doctor. Tiempo más tarde, la chica estudia medicina y se convierte en la primera psicoanalista de Suiza.
Crítica:
Freud, Jung... y Spielrein
Detrás de los grandes avances de la humanidad –tanto en las artes como en las ciencias– hay siempre historias y personajes que, no por carecer de importancia, son relegados a un segundo plano hasta quedar, prácticamente, desconocidos por la mayoría. Y ello ocurre no porque los historiadores no hayan cumplido con su trabajo de registrar a aquellas personas y hechos de relevancia en el devenir de la raza humana, sino porque éstos pertenecen a la cotidianidad, al detalle minúsculo que rodea a cualquier gran creación del hombre.
Sabina Spielrein fue uno de esos personajes, y la protagonista de la película Almas al desnudo, dirigida por el cineasta italiano Roberto Faenza. Esta joven, que en 1905, cuando apenas contaba con 19 años de edad, ingresó a un hospital psiquiátrico de Zurich, fue la primera paciente con la que Carl Gustav Jung aplicó su método de la “cura hablada”, que éste adoptó de su mentor y maestro Sigmund Freud, en una época en la que el psicoanálisis no pasaba del ámbito de la experimentación.
Así, Faenza nos propone un filme histórico que, sin embargo, no desecha lo mínimo, los intríngulis que rodearon el encuentro entre un médico que intentaba a brazo partido que la ciencia de su época dejara atrás los salvajes métodos de tratamiento de enfermedades psiquiátricas, y una joven que apenas abandonó la adolescencia comenzó a padecer en su mente los rigores de una infancia signada por la violencia. Y esos intríngulis tienen que ver, precisamente, con la breve relación amorosa que ambos mantuvieron y que los colocó al borde de la transgresión de todas las convenciones sociales de principios del siglo XX.
Sin recurrir a golpes de efectos ni a valoraciones morales, Faenza se distancia de ambos personajes para que sean ellos los que describan el apasionado itinerario seguido, primero, por el médico y la paciente y, posteriormente, por el hombre maduro y la joven atribulada por las difíciles circunstancias de su vida temprana.
Y para lograr que ese distanciamiento no termine en superficialidad, en frialdad, el cineasta italiano se apoya en las convincentes y entregadas actuaciones de Emilia Fox (Sabina) y Iain Glen (Jung), muy precisos en la construcción de las diferentes etapas por las que atraviesan sus personajes. Ellos son los encargados de hacer más cercana al público la fascinante historia de los primeros pasos dados por el psicoanálisis como reflejo de la búsqueda de métodos más humanos para tratar a personas esquizofrénicas o, simplemente, incapaces de canalizar sus más profundos dolores y miedos.
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Contraseña: pe_petrucci
Esta historia trata de una joven, Spielrein, que es recluida en una institución psiquiátrica para iniciar un tratamiento. El Dr. Jung, el médico tratante, y su paciente se ven envueltos en el torbellino del psicoanálisis. Allí descubrirán los más oscuros secretos que encierra la mente humana. La curación de Spielrein es un tanto amarga porque no puede consumar la pasión que siente por su doctor. Tiempo más tarde, la chica estudia medicina y se convierte en la primera psicoanalista de Suiza.
Crítica:
Freud, Jung... y Spielrein
Detrás de los grandes avances de la humanidad –tanto en las artes como en las ciencias– hay siempre historias y personajes que, no por carecer de importancia, son relegados a un segundo plano hasta quedar, prácticamente, desconocidos por la mayoría. Y ello ocurre no porque los historiadores no hayan cumplido con su trabajo de registrar a aquellas personas y hechos de relevancia en el devenir de la raza humana, sino porque éstos pertenecen a la cotidianidad, al detalle minúsculo que rodea a cualquier gran creación del hombre.
Sabina Spielrein fue uno de esos personajes, y la protagonista de la película Almas al desnudo, dirigida por el cineasta italiano Roberto Faenza. Esta joven, que en 1905, cuando apenas contaba con 19 años de edad, ingresó a un hospital psiquiátrico de Zurich, fue la primera paciente con la que Carl Gustav Jung aplicó su método de la “cura hablada”, que éste adoptó de su mentor y maestro Sigmund Freud, en una época en la que el psicoanálisis no pasaba del ámbito de la experimentación.
Así, Faenza nos propone un filme histórico que, sin embargo, no desecha lo mínimo, los intríngulis que rodearon el encuentro entre un médico que intentaba a brazo partido que la ciencia de su época dejara atrás los salvajes métodos de tratamiento de enfermedades psiquiátricas, y una joven que apenas abandonó la adolescencia comenzó a padecer en su mente los rigores de una infancia signada por la violencia. Y esos intríngulis tienen que ver, precisamente, con la breve relación amorosa que ambos mantuvieron y que los colocó al borde de la transgresión de todas las convenciones sociales de principios del siglo XX.
Sin recurrir a golpes de efectos ni a valoraciones morales, Faenza se distancia de ambos personajes para que sean ellos los que describan el apasionado itinerario seguido, primero, por el médico y la paciente y, posteriormente, por el hombre maduro y la joven atribulada por las difíciles circunstancias de su vida temprana.
Y para lograr que ese distanciamiento no termine en superficialidad, en frialdad, el cineasta italiano se apoya en las convincentes y entregadas actuaciones de Emilia Fox (Sabina) y Iain Glen (Jung), muy precisos en la construcción de las diferentes etapas por las que atraviesan sus personajes. Ellos son los encargados de hacer más cercana al público la fascinante historia de los primeros pasos dados por el psicoanálisis como reflejo de la búsqueda de métodos más humanos para tratar a personas esquizofrénicas o, simplemente, incapaces de canalizar sus más profundos dolores y miedos.
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